Tiempo de esperas
Mantenía aquel rincón impecable, tu banco siempre recién pintado. Con la esperanza de un encuentro inesperado, de un minuto mas compartido, como entonces.
No importaba si la distancia pesaba, si el tiempo empujaba montañas de arena borrando huellas. Tal vez se acabaría el café, olvidaríamos lo mas importante en el tintero, tal vez ya no me mirarías igual.
Pero mantenía aquel rincón, esperando.
Siempre llueve en mi reloj de arena y mi barro pesa demasiado para mover las agujas de tu reloj de sol.
Etiquetas: Biarritz
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