Contigo
Anoche soñé contigo.
Eras voz, voz que no tiembla al encontrar, que no duerme al esconder palabras, que no descubre vientos ni mareas, voz tenue, dulce, voz que nombrándome no se sonroja ni se destiñe al escribir...
Eras manos, manos que no quedan vacías al despertar, que desnudan y reinventan prendas, que huyen del viento cuando empuja en contra y espantan fantasmas cuando se ríen de los sueños, manos que alcanzan y se quedan...
Eras cristal opaco de tanto mirar en silencio, transparente de buscarme y descubrir espejos que engañan, cristal empañado de besos, mojado de tiempo compartido y seco de mar, que la sal ya sabes no fue buena compañía...
Eras tú, y tal vez no lo eras.
Despierto y sigo caminando, con tu voz, tus manos y tu cristal, a través del cual el mundo me sonríe una mañana más...
Etiquetas: Saint Jean de Luz
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